“¿Papá, de verdad vas a comprar en el Polígono?” La pregunta de Jesús Lozano a su progenitor fue también la de muchas personas del entorno de Juan Lozano cuando a comienzos de los años 80 éste se propuso adquirir una parcela e instalar un nuevo establecimiento hostelero en aquella zona de expansión industrial de Antequera que daba sus primeros pasos. “No lo veíamos ninguno”, admite el actual gerente del Hotel Restaurante Lozano, que también reconoce la capacidad innovadora de su padre, tal y como ya había demostrado con otras iniciativas en ese mismo sector. “Tuvo una visión de futuro que gracias a ello nos ha traído donde estamos”, reconoce.
Y es que, con el paso de los años, aquella arriesgada idea demostró que fue todo un acierto. Y lo que empezó como un restaurante a las afueras de Antequera, dio paso a un negocio que se fue poco a poco consolidando y ampliando, primero con 17 habitaciones y un salón para acoger celebraciones para 400 personas, y que hoy cuenta con medio centenar de estancias y más capacidad para todo tipo de eventos. De hecho, esa intención de apostar por hacer crecer el negocio, junto a la constancia y a saber mantener la fidelidad de la clientela, son aspectos que para Jesús Lozano han sido fundamentales para el éxito de un Polígono Industrial de Antequera que este año ha cumplido su 50 aniversario.
Ejemplo de ello también es otro emprendedor visionario como Manuel Carmona Pérez, que siempre tuvo claro que había que salir del casco urbano para que el negocio tuviera espacio para crecer. “Antes de que se creara ya queríamos venirnos”, asegura su hijo Javier Carmona. De hecho, en un primer momento, para dar cabida a mayores mercancías y a un mejor tránsito de los camiones que la transportaban respecto al lugar que tenían cerca de la Plaza de Abastos, la idea fue llevar a los Almacenes Carmona hasta unos terrenos en la zona de la Verónica. Sin embargo, todo cambió cuando desde el Ayuntamiento les comentaron que ya estaba planificado crear una zona de expansión industrial al otro lado de la ciudad. Así que, visto que también había otros empresarios con intención de trasladarse a este otro punto del municipio, en uno de los márgenes de la que era carretera N-331, solicitaron unos terrenos. Eso sí, no se los concedieron en un primer momento ya que “el Polígono se pensó para grandes empresas” de cientos de trabajadores.
Aun así, la insistencia de la familia Carmona -que ha llevado a la hoy a la centenaria Abasthosur a ser una empresa de referencia en Andalucía, en la comercialización de productos agroalimentarios y el canal Horeca-, sumada a la de otros empresarios para que en esta nueva zona también tuvieran cabida pequeñas y medianas empresas comerciales y de servicios, motivó a la Diputación de Málaga, impulsora del Polígono Industrial de Antequera en el año 1973, a cambiar de idea y permitir la llegada de otros emprendedores.
Y ese fue el caso de Consan (Confiterías Sánchez), que se convirtió para sus promotores, liderados por José Luis Machuca, en una salida para alcanzar el autoempleo. “No teníamos trabajo y eramos diez jóvenes en paro en Antequera, y empezamos a ver la opción de hacer una cooperativa de trabajo”, explica Carmen López, al frente de esta empresa de repostería, hoy Torcadul, que lleva más de cuatro décadas endulzando la vida a los antequeranos y todos aquellos ciudadanos que adquieren sus dulces por buena parte de Andalucía.
Tras llamar a la puerta de diferentes administraciones e instituciones, pudieron asesorarse para ver la forma de establecerse en esa nueva zona industrial de Antequera, no si antes asumir el riesgo de préstamos personales solicitados para poner en marcha el negocio. “No teníamos un trabajo y nos lo buscamos nosotros mismos”, incide la máxima responsable de una compañía que ya empieza a dar el testigo a la siguiente generación.
Precisamente, ese relevo es para el presidente de la Comunidad de Propietarios del Polígono Industrial de Antequera, José Antonio Barón, una de las claves para sumar otro medio siglo más de vida a la historia de este enclave empresarial. También el hecho de “permanecer unidos” y “seguir innovando”: “hacer esa transferencia del siglo XX al XXI que este Polígono está haciendo y que todavía no ha terminado”, como subraya a Clave Económica.