Antes de convertirse en 2016, junto con Bobastro 2000, en gestores del Caminito del Rey, Hermanos Campano S. L. fue recorriendo durante más de un cuarto de siglo una trayectoria que tiene su base en el sector de la construcción y su génesis hace más de cinco décadas, cuando se hacían ladrillos de forma manual. Ahora cuenta con más de un centenar de empleados en todo el grupo empresarial. De todo ello, y los vaivenes económicos atravesados, han ido aprendiendo para buscar nuevos proyectos y retos empresariales, que repasamos con la persona que está a los mandos de la compañía: Francisco Campano.
¿Cuándo y cómo nació la empresa Hermano Campano S. L?
Acabamos de celebrar el 30 aniversario de la creación como tal de Hermanos Campano S. L., pero nuestra trayectoria viene de atrás. Nuestro padre y nuestros tíos fundaron una empresa en los años 60. Empezaron trabajando con la cal, el cemento, haciendo ladrillos… Después comenzaron con el transporte.
Tres décadas de andadura, creciendo y diversificando las áreas de negocio, ¿cómo se consigue con una crisis de por medio?
Nuestra actividad principal en todos estos años ha sido la construcción y, efectivamente, la crisis la hemos podido superar gracias a la diversificación de los negocios. Estoy seguro de que si sólo nos hubiéramos dedicado a la construcción no habríamos superado la crisis, como tantas empresas. Unas veces nos hemos apoyado en un sector, otras en otro.
En 2011 creamos una nueva gasolinera en Ardales y ahí estábamos en plena crisis, pero el transporte por carretera y almacenaje de materiales de construcción viene de lejos y los apartamentos turísticos los abrimos en 2006.
¿Cómo fue la evolución de comenzar siendo una empresa vinculada al sector de la construcción a realizar la recuperación en el Teatro Romano de Málaga o la ampliación del Museo de la Ciudad de Antequera?
Fue prácticamente en los inicios de la sociedad limitada, en el año 89-90. Iniciamos una andadura de varios trabajos en el castillo de Ardales, una iglesia en Teba… Empezamos una línea desconocida, pero después nos gustó mucho. Siempre lo digo: hacer pisos está bien, pero nos llena más trabajar en sitios como el Teatro Romano de Málaga. Es mucho más gratificante, independientemente de que sean más complicadas y suponga mayor especialización.
Hemos intervenido ya en más de 20 castillos y algunos están en sitios inaccesibles. En los años de bonanza económica nadie hacia las obras que nosotros hacíamos, porque era mucho más fácil ganar el dinero haciendo vivienda y no meterse en la ermita de Cártama, por ejemplo, donde teníamos que llevar los materiales con mulos.
Y del ámbito del patrimonio al turístico.
En 2006 inauguramos unos apartamentos turísticos en Ardales. Vimos esa necesidad. Ya existía la Cueva de Ardales, los pantanos y la comarca [del Guadalteba] tiene un buen nivel de patrimonio y apostamos por ello.
Viendo el éxito del Caminito del Rey, ¿debe un municipio cómo Ardales y el resto del Guadalteba dedicar más esfuerzos al turismo?
No nos damos cuenta que puede ser, o quizás ya sea, el futuro de Ardales y la comarca. Hay temas que tenemos que avanzar: certificar la calidad, la formación… y concienciar. Todos tenemos que poner nuestro granito de arena. Los ciudadanos y, por supuesto, la administración tiene que seguir apoyando. Por nuestra parte, hemos sentido un apoyo importante a nuestro negocio turístico del Ayuntamiento lo hemos tenido siempre.
Hace falta gente que tome la iniciativa y arriesguen un poco. Eso se echa en falta. Hay muchas cosas por hacer, pero al menos se están haciendo otras muy importantes, como la candidatura a Patrimonio Mundial de la Unesco del Caminito del Rey. Todos tenemos mucha ilusión y esperemos que llegue a buen puerto y dé sus frutos. Por ahora el proyecto lo tiene Diputación y posteriormente se trasladará a la Junta de Andalucía, para que después lo eleve a la Administración central. Y sé que se está trabajando duro en ese aspecto.
¿Cómo se ve una futura declaración de Patrimonio Mundial del Caminito del Rey?
Eso sería la cúspide. Sería muy importante para nosotros, toda la comarca y Málaga. Es un proyecto muy ilusionante y todos estamos muy metidos. La Diputación tiene la voz cantante y lo está haciendo muy bien.
Los Dólmenes de Antequera subieron los visitantes como la espuma y lo que eso también implica. Hay que tener en cuenta que no sólo es el Caminito, son siete hitos los que están en la candidatura, como la Cueva de Ardales. Son de distintos pueblos y hay que poner en valor los que no están, para que los visitantes puedan estar varios días para visitar la comarca. De eso se trata: que con esos siete hitos podemos ofertar más días de estancia sin que se nos aburran.
Superado el 30 aniversario de Hermanos Campano, ¿qué objetivos se marcan ahora?
Consolidar lo que tenemos. Tenemos muchas áreas de negocio. En la construcción y la restauración seguimos trabajando y saliendo de la provincia de Málaga y ya hemos estado en Sevilla. Pero siempre con paso firme. No nos queremos volver locos: poco a poco.
Los alojamientos los hemos ampliado y hemos subido la calidad. Y en el Caminito esperemos que tengamos los mismo frutos que hasta ahora.
