El Grupo San Roque ha lanzado un nuevo producto al mercado: la piquiñá. Este aperitivo está inspirado en el mollete de Antequera, con el que comparte su alveolado, gracias al proceso de elaboración, pero es crujiente como los piquitos, que también elabora esta compañía.
“Un producto único con unas características organolépticas muy marcadas, sobre todo por un profundo aroma a aceite de oliva virgen extra, resultando muy untuosa y suave en boca. Tiene un etiquetado limpio -sin conservantes, aditivos ni mejorantes- y no necesita de sésamo para darle sabor. Son exquisitas por sí solas, si las pruebas ya no querrás otras”, apunta el gerente de la empresa, Juan Paradas.
La producción de esta pequeña pieza de masa de pan nace de una vieja receta recuperada por este empresario, del recuerdo de cuando era niño y antes de ir al colegio acompañaba a su abuelo en la panadería familiar de Antequera. “Allí, entre masas, durante los tiempos muertos de horneado, el pequeño Juan hacía sus pinitos creando sus propias elaboraciones como un juego de niños. Hoy, 50 años después, una de estas recetas surgida casi de manera accidental ha sido rescatada para reproducirla a gran escala en las instalaciones antequeranas de Grupo San Roque”, señalan desde la compañía.
El nuevo producto se elabora en las instalaciones del Polígono La Azucarera -en la que se han pasado de contar de 600 a 2.500 metros cuadrados de superficie industrial-, donde además de sus diferentes piquitos, están produciendo dos variedades: piquiñá clásica y piquiñá con salvado, ambas en un formato de 142 gramos.
“El envase está ilustrado con una obra original creada especialmente para la ocasión por el pintor afincado en Antequera Felipe Sánchez, miembro de la Real Academia de Artes Nobles de Antequera, que representa a un olivarero vareando un olivo en la recolección tradicional propia de la comarca de Antequera, con la que Grupo San Roque quiere rendir homenaje a las mujeres y hombres del campo andaluz”, ha explicado este jueves la empresa en un comunicado.