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Información económica
de la comarca de Antequera

5 julio 2024
08:11 CET
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Antonio Luque, presidente de Dcoop

“Necesitamos esa ‘autopista’ y poder garantizar el agua a la comarca de Antequera”

Antonio Luque, presidente del Grupo Dcoop, junto a la entrada del Museo del grupo en Antequera (abril 2024)
Luque, en la entrada del Museo Dcoop, en Antequera
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Etiqueta(s): Agricultura, agua, Dcoop, Industra

“Ojalá siga lloviendo”. Las palabras del presidente de Dcoop, Antonio Luque, deja claro que el agua caída en los primeros compases de esta primavera en estas tierras es insuficiente para lo que el campo requiere. Una situación presente que cada vez se ve más como un temor de futuro. Por ello, desde este grupo agroalimentario, al igual que el resto del sector agrario, se insiste una y otra vez en la necesidad de una gran apuesta inversora en infraestructuras hídricas que mitiguen el paso que marca la climatología

¿Qué es lo que más requieren de las administraciones a este respecto?

En este país se ha hablado mucho del agua y probablemente han hablado sin saber. Muchas veces, aparentemente, algunos incluso por connotaciones políticas. Es evidente que está habiendo una situación climatológica distinta, un cambio climático. Se da un aumento de temperaturas y una disminución de pluviometría.  Si queremos mantener, en primer lugar, un sistema productivo eficiente y mantener a la población en nuestros pueblos hay que hacer un cambio completamente radical de la gestión del agua. En este país hay que volver a hablar de pantanos, hay que hablar de trasvases, hay que hablar de desalinizadoras, de aguas depuradas regeneradas… Y esto derivará en que el agua debe tener un coste para los agricultores y para toda la sociedad. 

Con la tecnología que tenemos hay que aplicarla a esas infraestructuras y a esas posibilidades, y a partir de ahí yo creo que podemos buscar la manera de garantizar varias cosas. Una de ellas, alimentos a unos precios asequibles para los consumidores y sobre todo de buena calidad. Otra cosa que podemos garantizar es el mantenimiento de la población en el medio rural. Si no hacemos esto, los pueblos se abandonan, porque si no hay una actividad económica viable en nuestros pueblos, tenemos un problema.  Y en tercer lugar, la importancia de la sostenibilidad. Siendo las dos primeras fundamentales, la tercera pata es el mantenimiento del medio ambiente. Todo esto hay que hacerlo centrados en la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. Yo siempre digo: ¿En Andalucía qué  preferimos: un desierto o preferimos un bosque cuidado y mantenido?

Entonces le pedimos a las administraciones que eso hay que hacerlo. Las siglas de partidos políticos deberíamos dejarlas aparte cuando se habla de un tema como este porque estamos hablando del futuro de Andalucía y de España. Para conseguir esto podría ser necesario un pacto a nivel nacional y muchas inversiones en infraestructuras hídricas para garantizar ese futuro y ese es el camino que tenemos que hacer.

Hablan de infraestructuras para el almacenamiento de agua, los trasvases o la regeneración de agua. ¿Dónde considera que se debería hacer más incidencia en la comarca de Antequera?

Tenemos un proyecto que ha salido de la órbita de Dcoop porque nos planteamos algo que es fundamental para nuestros socios: ¿qué podemos hacer para que sigan viviendo dignamente de su explotación agrícola? Es verdad que en las cooperativas siempre solemos tener una discusión acerca de la liquidación, pero nos hemos dado cuenta de que eso es menos importante de que nuestros socios tengan producciones. Cuando Dcoop tiene una producción media de unas 220.000-230.000 toneladas, hemos vivido unos dos últimos años con producciones medias de 100.000 toneladas. Y eso significa que hay mucho socio que no han tenido producciones prácticamente. Hay muchos que lo están pasando muy mal.

Llevamos mucho tiempo buscando alternativas y para la comarca de Antequera, hemos pensado, después de darle muchas vueltas y muchos años trabajándolo, como Málaga tiene agua depurada que serviría para cultivos leñosos, fundamentalmente, y que se está tirando al mar: unos 50 hectómetros cúbicos aproximadamente. Es verdad que subir el agua desde Málaga hasta la comarca de Antequera es una inversión cara, que hay que estudiarla a nivel energético para hacerla muy eficiente y que sea viable económicamente, pero cambiaríamos totalmente la comarca. Muchos de nuestros socios podrían mantenerse en los pueblos, se mantendrá la actividad, va a haber economía viable en nuestras explotaciones.

Hacen falta subvenciones importantes. Hay mucho dinero de Bruselas que no sé si va a estar lo suficientemente bien invertido, pero necesitamos esa ‘autopista’ del agua para poder garantizar a toda esta comarca no sólo el agua para los cultivos. También hemos planteado hacer dos conducciones para que en un momento determinado que hubiera problemas de abastecimiento para el consumo humano, poder tener una línea que pudiera abastecer agua desalada, y de esa manera podemos garantizar el agua a medio y largo plazo.

¿Cómo se consigue convencer a las autoridades comunitarias y estatales para que la administración ponga el dinero necesario?

Siempre se ha cortado la posibilidad de debate cuando hemos hablado de agua. Todo lo que sea aumentar la superficie de regadío, todo lo que sea aprovechar más el agua… nadie se lo ha planteado para estudiarlo técnicamente para ver si es viable. A las administraciones siempre les ha parecido muy dificultoso porque estos proyectos son a 6, 8 ó 10 vista y cuesta mucho trabajo mentalizar a nuestros políticos que estos proyectos son absolutamente imprescindibles.  Están convencidos de que son imprescindibles las autovías, las comunicaciones ferroviarias… ¿Pero por qué no podemos tener unas comunicaciones hídricas tan espectaculares como el AVE? ¿Por qué no utilizar esos millones de la Unión Europea?

Si utilizáramos ese dinero para aprovechar un agua que se va al mar podríamos vender una Costa del Sol con agua más limpia de aguas residuales, un proyecto que genera empleo, que genera riqueza, que cambia una comarca, que mejora el medio ambiente, que ayuda a mantener la población en nuestros pueblos… Si proyectos de ese tipo, Europa no los ve, no me lo puedo creer.

Ese cambio radical en la gestión del agua también lo piden por los que se están viendo en el sector agrícola de esta zona, con una mayor apuesta por el olivar superintensivo.

Olivar superintensivo en Antequera
Olivar superintensivo en Antequera

Ha habido un discurso del olivar tradicional, pero nosotros tenemos que defender a ultranza al olivarero tradicional. ¿Alguien se imagina que se diga que este es un trigo tradicional y cortado con la hoz en el campo? Eso no lo imaginamos. Cada vez que ha habido una transformación en un sector y se ha mecanizado y ha evolucionado la tecnología es muy difícil que no avance en esa dirección. Y a eso se suma un factor importante como es que hay poca gente que quiera trabajar en el campo y menos en unos trabajos duros.

¿Qué está sucediendo? Que aquellos agricultores que tengan una explotación que se pueda transformar y mejorar y hacer más eficiente tienen que hacerlo. Debería ser una obligación social y moral. Esos nuevos sistemas de producción nos llevan a trabajar en un campo con más tecnología. Probablemente se genere más empleo estructuralmente porque hace falta personal más cualificado. Y eso es lo ideal para todo el sector y para todo el mundo.

Si es verdad que quedará una parte que no se pueda transformar. Y lo que tenemos que procurar es que esos sean los menos posibles porque a esas zonas habrá que buscarle maneras de diferenciarlas. Si en Dcoop, de olivar tradicional, en vez del 65% de la producción tuviéramos el 10-15% sí podríamos intentar diferenciarlo buscando denominaciones de origen, aceites producidos con certificaciones… Y además si podríamos dedicar más presupuesto comunitario al 25% de la superficie, pero al 70-75% de la superficie es absurdo.

Si una persona tiene agua, un sistema productivo que no le sea gravoso en cuanto al trabajo, que la recolección no suponga un problema… seguro que vamos a tener menos problemas de que se incorporen jóvenes y mujeres a nuestra actividad agrícola. Si no, el campo va a ser abandonado.

Dcoop ha celebrado este año la quinta edición de los encuentros MuYJoven, ¿qué demandan los participantes?

Tener una cierta rentabilidad en la explotación que puedan llevar. ¿Por qué hay ilusión en mucha gente con ser funcionario? Por la seguridad laboral y de la estabilidad del sueldo. Y eso es imposible porque un agricultor es un pequeño empresario con su explotación, pero buscan esa seguridad.

El campo ha sido un gran olvidado en la Unión Europea, no sólo en España. ¿Y qué necesitan los agricultores? Si nosotros producimos alimentos, teniendo agua y teniendo la financiación para poder estructurar nuestras explotaciones, y el joven teniendo su cooperativa, su garantía de comercialización del producto, de que no van a venir de fuera muy por debajo de los costes de producción porque tienen menos exigencias que lo que tenemos aquí… Exija lo mismo que al producto de fuera, porque si no es una locura. Porque el joven va a decir que se va a producir a Marruecos, Túnez, Egipto o donde sea. Y nuestros jóvenes necesitan esa garantía de futuro, para producir de forma eficiente, con la máxima calidad y siendo respetuoso con el medio ambiente.

La UE ha relajado los requisitos medioambientales para acceder a las ayudas de la PAC, permitiendo a las explotaciones agrarias de menos de 10 hectáreas estar exentas de controles y sanciones. ¿Cómo se ve la medida en Dcoop?

Antonio Luque, presidente del Grupo Dcoop, durante la entrevista con Clave Económica (abril 2024)
Luque, durante la entrevista con Clave Económica

Eso es demagogia política. Dcoop es un grupo de muchos chiquititos juntos, con una explotación media en olivar en 7 hectáreas. Pero tenemos muchos agricultores en nuestros pueblos, que son los que viven exclusivamente del olivar y que probablemente estén en 20, 30 ó 40 hectáreas, y esos son los que más me preocupan, porque están en terreno de nadie.

La simplificación tiene que venir para todos y no hacer una demagogia para los pequeños. ¿Un señor con 40 hectáreas de olivar que vive de eso, que está todo el año trabajando en eso es un gran agricultor? Probablemente con menos no pueda vivir. Por eso ha habido tanta indignación en las calles y en las carreteras.

Hay que ayudar sobre todo a ese agricultor profesional que su futuro vive del olivar porque ese es el que va a mantener el sistema productivo y la actividad económica en los pueblos. A ese hay que proteger.

Tras volver a batir un récord de facturación y superar los 1.400 millones de euros, ¿dónde ve más posibilidades de crecimiento? ¿En el mercado interno o en el exterior?

Tenemos que trabajar en todos los mercados. En 2023 hemos crecido mucho en exportación, pero proporcionalmente nos hemos quedado un poco por debajo en el mercado interno. Pero a nivel de comercialización seguimos manteniéndonos por el 50% en ventas fuera de España.

En el aceite de oliva, para nosotros Estados Unidos es un mercado muy importante. El norte de Europa es un mercado que nos está funcionando muy bien. Con el aceite de oliva también hay que tener en cuenta que en España todos los meses vendíamos 145.000 toneladas aproximadamente, pero con la falta de producción y el incremento de precio ha bajado a 93.000-92.000. Y puede bajar más porque no hay mercancía. Por primera vez podemos llegar al mes de octubre prácticamente sin aceite en el mercado.

Si tenemos buena climatología, en los próximos años tendremos una cosecha otra vez de 1,5-1,7 millones de toneladas, que se convertirán en 1 millón de toneladas de salida. Y cuando eso ocurra, el consumo no se va a recuperar en dos días. Con lo que vamos a tener un problemón en el mercado con precios bajos. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Pues potenciar el consumo en todos los mercados. Eso no va a costar trabajo y esfuerzo.

Ligado al tema del agua, prefiero tener un sistema productivo que podamos ir abriendo el mercado. Si en España en vez de 1,5 millones de toneladas tiene 2 millones no pasa nada. Sí sería grave que un año tengas 2 millones y otro año 800.000. Pero si un año tiene 2 millones y otros 1,8 millones puedes ir regulando, puede ir abriendo mercado, seremos más eficientes y seremos, de verdad, líderes en el mercado del aceite de oliva, como tenemos que ser.

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