La facturación del sector agrario malagueño alcanza este 2025 los 633,48 millones de euros, lo que supone un descenso del 5,77 % respecto al año anterior, según el Balance Agrario, presentado por Asaja Málaga.
Para esta organización agrícola, este resultado refleja “las enormes dificultades que atraviesan los agricultores y ganaderos, golpeados por los efectos persistentes de la sequía de años atrás, el incremento de los costes de producción, la competencia desleal de mercados exteriores y la falta de medidas efectivas que mitiguen su situación, y la escasez de mano de obra”.
En este sentido, aseguran que el campo malagueño continúa atravesando la “situación crítica debido” a problemas similares a los registrados en la campaña anterior. Y es que aunque la primavera fue favorable gracias a las lluvias de marzo y abril, las precipitaciones cesaron prácticamente hasta finales de octubre, con un verano marcado por temperaturas especialmente elevadas.
En la agricultura, la cifra se queda en los 505,46 millones de euros, lo que signicia una caída de 36,06 millones de euros, o lo que es lo mismo, un 6,65% menos respecto al balance de 2024.
En el caso de cultivos predominantes en la comarca de Antequera como el aceite de oliva, 2025 ha sido un tercer año consecutivo de baja producción con 35.200 toneladas, con una cifra de facturación resultante de unos 139 millones de euros. Por su parte, la producción de aceituna de mesa se incrementa de los 35,1 millones de kilos en 2024 a 52,6 de este año, alcanzando los 62 millones de euros de facturación.
En cuanto a los cultivos hortícolas y tubérculos, han incrementado su facturación respecto al pasado año en un 7%, con un montante de 121,74 millones de euros, aunque se no mejora la situación global, al ser el segundo peor año desde 2010. Ese incremento se ha debido fundamentalmente gracias al espárrago, el tomate o la cebolla. En el caso de esta última, recupera la caída en picado de 2023 cuando el descenso en facturación fue de un 83% cayendo a 2,28 millones de euros. En 2025 ha facturado 8 millones de euros, aún por debajo de la media. Por su parte, la patata sigue con sus típicos dientes de sierra, esta campaña descendiendo la facturación respecto del buen año 2023, con una facturación de 9,67 millones de euros, un descenso del 23% respecto a 2024.
Por otra parte, los cultivos herbáceos han pasado de una facturación de 30,14 millones de euros en 2024 a 28,19 millones de euros en 2025. El descenso en leguminosas, oleaginosas, proteaginosas y forrajeros ha sido constante. Los cereales han mantenido la facturación por el incremento de la producción, de 52.677 a 79.581 toneladas, a pesar de que los precios no han acompañado manteniéndose en niveles de hace 20 años. El cultivo de herbáceos mantiene cierta rentabilidad gracias a las ayudas de la PAC, que ahora la Comisión amenaza con reducir, en general para todo el sector.
Otros cultivos como el almendro se mantiene en niveles similares a los de 2024 con una ligera recuperación; mientras que ha descendido la producción de uva para, vino aunque ha compensado algo el precio, quedando la facturación total del viñedo en los 2,73 millones de euros, con apenas medio millón menos respecto a 2024.
Ganadería en Málaga
En cuanto a la ganadería del campo malagueño, este ámbito del sector primario acaba el año con una facturación de 128 millones de euros frente a los 130,78 millones de euros de 2024 y los 142,95 de 2023. En dos años la facturación ha descendido más de 10 años.
La cabaña de vacuno de carne -de la que temen la afectación del acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur en Sudamérica- se sitúa en 5.080 cabezas, con una facturación de 6,32 millones de euros, mientras que la facturación del vacuno de leche se sitúa en 3,36 millones de euros.
En el ganado caprino sigue descendiendo la facturación a los 5,67 millones de euros, la peor desde 2010, en el segmento dedicado a la carne; mientras en la leche de cabra, no además del descenso continuado del número de cabezas, continúa el declive de la facturación, pasando de los 38,17 millones de euros en 2024 a los 37,20 en 2025. “Esto lo explica, además de la citada bajada del censo, y al no incremento el precio del litro de leche, que en 2023 estaba a un euro el litro, frente a los 0,9 euros el litro a que nos encontramos a día de hoy, repercutiendo unos costes de producción inasumibles para los productores”, explican desde Asaja. “Se pierden ganaderos y cabaña día a día, por lo que urge una respuesta contundente a nivel nacional que haga más atractivo mantenerse o instalarse en este sector, ya que la frase contundente de que explotación que se cierra no se vuelve a abrir es una trágica realidad”, incide la organización agraria.
Por su parte, en el ganado porcino, el ibérico mantiene su situación sostenida situando su facturación en casi 2 millones de euros; mientras que en el cerdo blanco la facturación registra un ligero descenso del precio respecto a 2024, de 1,66 euros el kilo 1,48, pasando la facturación de 55,61 millones de euros a 53,17. “La incertidumbre en este sector se basa en las nuevas normas de bienestar animal y la situación de convertirse en la moneda de cambio en cualquier negociación, y el nuevo factor de riesgo con la aparición de la peste porcina en Barcelona”, apuntan desde Asaja Málaga.
Y respecto a la avicultura -incluyendo la carne de ave y los huevos-, la facturación se sitúa en los 13,8 millones de euros, con un crecimiento sostenido. “A este sector, que en nuestro país es fuerte y con gran calidad, se le está exigiendo mucho más cada día: jaulas, temperatura de transporte, espacio en granjas… Estos mismos requisitos son los que no se exigen a los acuerdos de terceros países y son efectos acumulativos acuerdo tras acuerdo, (Marruecos, Egipto, Mercosur…) lo que claramente es una competencia desleal”, piden desde esta organización agraria, que recuerda que los ganaderos de Málaga, además de dedicarse a la cría y producción, desempeñan “un papel crucial en la contención de enfermedades” que llegan desde el norte de África, evitando así su propagación dentro de la Unión Europea. Por ello, siguen reclamando “un apoyo adicional frente al esfuerzo que nuestras explotaciones realizan, tanto en inmovilizaciones como en actuaciones sanitarias preventivas cuyo coste recae sobre el propio ganadero”.
“Se ha puesto de manifiesto una vez más que la falta de agua afecta de forma importante a la facturación agraria, al empleo en las zonas rurales y no auguran un escenario apropiado, trabajándose por debajo de los costes de producción, con pérdidas, lo cual provoca el abandono de explotaciones, dificultando el relevo generacional y el futuro de lo que era la pujante agricultura malagueña”, insiste en Asaja sobre el campo malagueño.
