Fuente de Piedra ha acogido esta semana una jornada en la que se abordó un estudio que ha permitido identificar más de treinta espacios públicos y privados en la provincia de Málaga que se encuentran en desuso, de cara a ser utilizados para el desarrollo de nuevas ideas de negocios innovadoras en el medio rural.
Una vez localizados, la idea es que se puedan destinar a viveros e incubadoras de empresas, centros de formación o a otros espacios productivos siguiendo modelos de zonas de trabajo compartidas; así como lugares para residir con partes comunes. Igualmente, se plantea aprovechar estos espacios para habilitarlos museos o centros de interpretación.
La jornada, en la que estuvieron presentes, el alcalde de Fuente de Piedra, Siro Pachón, y la diputada de Empleo y Formación, María del Carmen Márquez, contó con la participación de agentes económicos y sociales y expertos que han analizado dichos espacios, así como sus usos potenciales, organizados en diversos grupos de discusión para identificar los desafíos sociales y económicos específicos de cada territorio, además de analizar las necesidades locales. Asimismo, se abordaron las demandas de las comunidades en materia de servicios orientados a la sostenibilidad.
Esta iniciativa es una de las actuaciones del proyecto europeo Space Nest -que se enmarca dentro del programa COSME de la Comisión Europea-, cuyo principal objetivo es fomentar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas de economía social que operan en entornos rurales.
La Diputación de Málaga participa como socio en este proyecto, que está coordinado por Acción contra el Hambre, y en el que también están presentes la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas (FAECTA), además de socios europeos de Italia y Eslovenia integrados en la Red Europea de Innovación por la Inclusión. Cuenta con un presupuesto de más de 270.000 euros y tiene como fecha de finalización prevista agosto de 2026.
La diputada de Empleo y Formación subrayó que, a través de esta iniciativa, la Diputación pretende impulsar la diversificación productiva de las zonas rurales dirigiéndolas hacia actividades económicas y nuevos sectores productivos que mejoren el valor añadido de la agricultura, la agroalimentación, la silvicultura y otras actividades de bioeconomía, como son las energías renovables, la artesanía y la fabricación sostenibles, los edificios y arquitectura verdes y la economía circular.